Autor: Ramos Rangel María Ángeles
En diciembre de 2019, en Wuhan, una ciudad situada en la provincia china de Hubei, se detectaron varios casos de neumonía atípica, más tarde se comprobó que se trataba de una infección ocasionada por un nuevo coronavirus el SARSCoV2. (Coronavirus del Síndrome respiratorio agudo) y la enfermedad se denomina COVID-19. con alto índice de contagio, propagación a otros países del mundo y alta mortalidad. La Organización Mundial de la Salud declaro a COVID-19 como una Pandemia el 11 de marzo de 2020. A la fecha se conoce que COVID-19, produce manifestaciones clínicas de diferente grado que incluyen cuadros respiratorios desde el resfriado común hasta cuadros de neumonía grave con síndrome de distrés respiratorio a shock séptico. También puede afectar a otros tejidos como el corazón, el tracto digestivo, los riñones, sangre y sistema nervioso provocando falla multiorgánica; pandemia alarmante con un número considerable de personas contagiadas y fallecimientos. Se identificaron importantes factores de riesgo: la edad mayor de 60 años, la diabetes, hipertensión arterial y obesidad, también de igual importancia otras comorbilidades intencionadas a enfermedades subyacentes: cáncer, enfermedad pulmonar crónica, la enfermedad renal crónica (ERC) y estados de inmunosupresión (como los pacientes con trasplante renal). La aparición de una pandemia como esta, ha obligado a prestar detallada atención a estos grupos poblacionales especialmente vulnerables como los que padecen enfermedad renal crónica (ERC), con interés en los que están bajo algún tipo de tratamiento sustitutivo renal (TRS). La enfermedad renal crónica es un problema de salud pública a nivel mundial y en su estadio terminal, la hemodiálisis y la diálisis peritoneal son las terapias de sustitución renal más importantes. Ambas tienen ventajas y desventajas. Durante la pandemia por COVID–19, los pacientes en hemodiálisis pueden verse más expuestos a adquirir la infección por tener que acudir tres veces por semana al hospital para recibir su terapia dialítica. La diálisis peritoneal tiene la ventaja de que es un tratamiento domiciliario y el paciente está entrenado en el procedimiento. Durante la pandemia, puede realizarse seguimiento del paciente por videoconferencia, a fin de evitar la exposición a la infección por COVID.
Conclusión: La diálisis peritoneal constituye una excelente opción de tratamiento de la enfermedad renal crónica terminal durante esta pandemia por Covid -19.
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2020-12-04 | 584 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 41 Núm.3. Abril-Septiembre 2020 Pags. 49-55 Nefrol Mex 2020; 41(2-3)